La construcción del templo en ruinas es bastante sencilla. La base es un trozo de isla te para paredes (vale cualquier material que se pueda cortar y que sea algo grueso). El altar y los pilares están hechos con una espuma rígida que compré en una tienda de materiales. Usando un tramo de tubo de cobre corté los ladrillos de los pilares. Al no estar afilado, provocaba irregularidades que al final han ido bien para darle un aspecto más desgastado.
Las escaleras son de cartón pluma.
Las estatuas son dos figuras de belén, convenientemente maltratadas.
Le di una capa de cola blanca diluida para sellar y evitar que el disolvente de la imprimación fundiera los materiales (no estoy seguro de si lo hubiera hecho, pero por si acaso me curé en salud).
Pincel seco gris, con iluminaciones, una capa de tinta marrón diluida para envejecer y dar sensación de suciedad a la piedra y pintura texturizada de peanas para los grumos de tierra.
Finalmente, pegué musgo de pesebre a modo de enredaderas y matojos de hierba para peanas, con algo de césped electrostático.
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